Sintiendo...

Hubiera sido capaz de hacerla muy feliz y lo sabía. Hubiera dado lo que fuera porque le dejara quererla, cuidarla y que se convirtiera en lo más importante de su vida. pero la vida era así de caprichosa y otra vez se lo había arrebatado de las manos, otra vez había puesto delante suyo la forma de la felicidad para segundos después hacerla desaparecer como si de una imagen fantasmagórica se tratara.

Estaba empezando a creer que nada de lo que estaba viviendo existía, que no estaba hecha para amar, ni para que la amaran. Estaba empezando a pensar que lo que debía hacer era tirar la toalla y rendirse, no seguir luchando porque viera en ella la compañera perfecta, una de las personas que más la quería, a pesar del poco tiempo que se conocían.

Sí, siempre había pensado que no hacía falta mucho tiempo para que dos corazones supieran que estaban destinados a estar juntos… pero en su caso su corazón siempre latía y se quedaba desparejado.

Nunca sabía reconocer cuál era su fallo, dónde estaba la línea que separaba la amistad del amor… por qué nunca había traspasado esa línea. Por qué tenía que ahogar un “te quiero” y dejarlo abandonado en sus adentros…

…porque sólo deseaba pedirle que la quisiera, que le diera una oportunidad… sólo deseaba que supiera que nunca la iba a perder, que dejara demostrarle que no le haría daño, que quería arriesgar por ella…

… sólo quería quererla…

…pero todo eso se ahogaba en sus adentros…

…porque nunca lo pediría…

…porque el miedo a herirla la frenaba…

…porque la quería demasiado…

...qué difícil era pedir que le dejara quererla...